ORIGEN DE LAS PANADERÍAS EN ROSARIO
Nota publicada en www.rosario.italiani.it, por Maria Marinelli. (05/12/2018)
El origen de las panaderías en nuestra ciudad tiene una particularidad tan fascinante como poco difundida. En su gran mayoría, son producto de una gran historia de inmigración.
El hambre, la falta de trabajo y la escasa esperanza de prosperidad, fundamentalmente en el periodo de posguerra, impulsó a la sociedad europea a marchar del continente. El objetivo principal era encontrar mejores condiciones de vida.
it.Rosario indagó sobre la inmigración específica de Ripalimosani, un pequeño pueblo ubicado en la región de Molise, Italia.
Historia de una Inmigración
Si bien hubo tres grandes oleadas inmigratorias de Ripalimosani a Rosario, la más importante fue la última, llevada a cabo al finalizarse la segunda guerra mundial.
Ripalimosani es un pueblo trasplantado en nuestra ciudad, cuyos nativos prosiguieron reservando su cultura, sus usos, costumbres y tradiciones, a pesar de estar a 14.000 km de distancia de su lugar de origen.
Fue una “migración en cadena”, puesto que “un inmigrante trajo al otro”. Dicha estructura logró conformar en nuestra ciudad una gran comunidad “ripese” (oriundo de Ripalimosani).
La familia Vitantonio
La primer camada de inmigrantes llegó en la década de 1920. Una de familias más renombradas fue la familia Vitantonio. No solo fueron uno de los primeros en arribar, sino que también lograron insertarse en la sociedad a través del trabajo, arreglando hornos de panaderías.
Dicha actividad les permitió el contacto con los dueños de las panaderías rosarinas, que en ese momento pertenecían a inmigrantes de origen catalán y palmense. De esta forma, los Vitantonio lograron un vínculo muy cercano con el gremio.
Luquita Vitantonio, tal como era conocido dentro de la colectividad, fue descendiente de la primer camada de inmigrantes. Éste, se encargaba de conseguirle panaderías a todos los “paisanos” que venían del pueblo. Su figura, fue central en el ámbito de los negocios de la intermediación ya que actuaba como un inmobiliario. Fue quien le dio una posibilidad de crecimiento a todos los provenientes de Ripalimosani, y quien permitió que el rubro panadero fuera protagonizado en nuestra ciudad por los inmigrantes ripeses.
El negocio
Una vez que el paisanos- tal como se llamaban entre ellos- habían logrado comprar o construir su propia panadería, llamaban a sus parientes o amigos que habían quedado en el pueblo, para ofrecerles alojamiento y comida a cambio de la prestación de mano de obra en el mismo negocio.
A diferencia de otras colectividades regionales, los panderos ripesi debieron localizar sus negocios a cierta distancia unos de otros, evitando, de esta manera la competencia. Los paisanos estaban unidos por un lazo de fraternidad, siempre ofreciéndose ayuda entre ellos en caso de que la necesiten.
Con el tiempo, todos los propietarios lograron agruparse en la Asociación de Industriales Panaderos de Rosario. Gracias a ésta, tuvieron la posibilidad, luego de algunos años de lucha, de obtener, por ejemplo, el día lunes como franco.
Hoy en día gran parte de los dueños de panaderías de nuestra ciudad son descendientes ripeses. Se trata de hijos y nietos que siguieron con el negocio y la tradición familiar. Algunas panaderías que ejemplifican el suceso son: Las La Bifernina, Nono Pepe, La Monumental, La 9 de Julio, Chiara, La Gallette y La esmeralda.